No obstante, ahí acabarían las similitudes. Sería mejor que el original en un detalle, el peso, que bajaría a 112 gramos, 26 menos. A partir de ahí llega la debacle, que por algo estamos hablando de un terminal que cuesta 110 euros. El microprocesador es un MediaTek de cuatro núcleos a 1,3GHz, la memoria es de 2GB y el almacenamiento de sólo 4GB ampliable, eso sí, mediante tarjeta de memoria. La batería es de sólo 1.810 mAh, no tiene 4G y la resolución de su pantalla de 4,7 pulgadas es de sólo 960x540 píxeles, frente a los 1334x750 del iPhone 6.
La cámara trasera es de 13 megapíxeles y la delantera de 4,9, pero parece difícil que pese a ello las fotografías tengan la calidad del iPhone 6, que ha sido especialmente alabada por numerosos expertos.
Por otro lado, aunque sea necesario para que dé el pego, el enorme botón de inicio de los dispositivos de Apple, que en este caso no lee las huellas digitales de su propietario, resulta bastante inútil en un dispositivo Android.
Oficialmente no se vende en España en ningún sitio, pero no sería de extrañar que fuera usado por timadores que lo intenten colar como un iPhone 6 real a un precio mucho menor, pero sacándose aún así un buen pico, como ha sucedido con clones anteriores de móviles como el Samsung Galaxy S5 o el HTC One.
cortesia libertaddigital.com
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