Llega la Champions, su territorio feliz, y un rival, el Basilea, que debería servir de trampolín para recuperar el color. Carlo Ancelotti está tranquilo, como siempre, cree que tiene mucho crédito aún y el club le escucha con atención. Reparte calma, aunque su equipo lo que parece necesitar es una buena descarga eléctrica. Sus fogonazos de buen fútbol dejan paso a rendiciones estrepitosas, sin control defensivo y a ciegas en ataque, que le condenaron en el derbi y 15 días antes en Anoeta. ¿Diagnóstico del entrenador? "Me siento como el entrenador que debe arreglar cosas. Espero que sea un partido bueno el del Basilea. Es muy, muy importante comenzar bien esta competición".
El italiano pide tiempo. "Necesitamos más continuidad para alcanzar un nivel superior de juego", dice. Ancelotti habló de equilibrio, continuidad, falta de entrenamiento en un verano lleno de compromisos y confianza en sus hombres, los mismos, ha recordado, que ganaron hace poco más de un mes la Supercopa de Europa. "No dudo de la actitud de mis jugadores. Tenemos que acostumbrarnos a los nuevos futbolistas".
cortesia elmundo.es
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