Wednesday, September 24, 2014

LEONARDO DA VINCI COMIDA

Sí, créase o no, al mayor genio que ha dado la humanidad, al autor de La Gioconda y de La última cena, al fantástico inventor de modelos de máquinas y hasta de robots, lo que más le gustaba en la vida era cocinar. Había aprendido bastante del oficio de cocinero con su padrastro, repostero de profesión.
Con su imaginación prodigiosa, Leonardo diseñó objetos de todo tipo, desde máquinas para volar y submarinos a fortificaciones, desde sistemas de canales a andamios plegables para pintar murales, desde molinillos para pimienta a un sistema antiincendios con lluvia artificial que caía desde el techo.
Pero el invento favorito de Da Vinci, cuyo absorbente interés por todo lo que tuviera que ver con la comida muchas veces le hizo dejar de lado el arte de la pintura, fue una máquina para hacer espaguetis, que llevó consigo a Francia en la última etapa de su proficua vida y que conservó consigo como un tesoro hasta su muerte en 1519.
Ocurre que para el más grande de los genios renacentistas, la obra pictórica que lo hizo inmortal parecía ser secundaria en su vida. Él ante todo quería ser cocinero y como tal trabajó con más pena que gloria en la taberna florentina Los tres caracoles y luego fue propietario, junto con otro gran pintor, Sandro Botticelli, también en Florencia, del restorán Las tres ranas, donde su versión de lo que cinco siglos después sería la nouvelle cuisine resultó un gran fiasco.

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cortesia elobservador.com

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