""Fui parte del universo de El hipnotizador durante ocho horas el sábado, accediendo a un invitación de HBO a medios de Argentina, Brasil y Uruguay. Vi el rodaje algunas tomas en el Teatro Rex, que en la realidad es la sala Verdi; vi escenas de distintos capítulos, en un monitor de montaje, como si estuviéramos armando el tráiler; hablamos con Leonardo Sbaraglia, el protagonista, con los dos directores, los brasileños Alex Gabassi y José Eduardo Belmonte, y con la asombrosa actriz portuguesa Maria de Medeiros; también conversamos con el director de arte, el uruguayo Rodrigo Martirena.
Me quedó una gran curiosidad por ver la serie. Me pareció que arriesga y que promete. Habrá que esperar a una fecha todavía no definida del año que viene.
La ficción tiene una serie de características que la hacen peculiar. Para empezar: se habla en dos idiomas, español y portugués. Tal vez en tres, si contamos el portuñol que se cuela de a ratos. No está ambientada en ninguna ciudad en particular ni tampoco en una época específica. Hay una estética que tiene que ver con los años entre las grandes guerras (1918-1939) pero hay detalles que ignoran ese posulado, anacronismos que tienen que ver con la atmósfera onírica de la trama.
Se trata de un hombre bueno, Arenas, que tiene un talento innato para la hipnosis. Su destino choca con el de Darek, un hombre cruel, que también tiene un gran talento para la hipnosis. En un enfrentamiento, Darek condena a Arenas al insomnio eterno.
Arenas abandona, entonces, a la gente que conocía y pasa a convertirse en un solitario, trabajando como hipnotizador en teatros decadentes para poder subsistir.
Entre los actores uruguayos merece destaque especial César Troncoso, que interpreta al dueño del hotel donde se hospeda Arenas, y que hace gala de su fluidez en los idiomas que maneja la serie.
Las declaraciones son de una coherencia previsible. A los directores les encantó el cómic de Pablo de Santis y Juan Sáenz Valiente en el que se basa el guión y se admiran mutuamente como profesionales. Sbaraglia estaba ocupadísimo y no quería saber de nada pero cuando leyó el guión se enamoró de la historia, del personaje y de la estética. A todos les parece que Montevideo es una ciudad preciosa y muy adecuada para ambientar la historia. El equipo funciona a las mil maravillas y el entrevero de idiomas no hace más que darle riqueza a la trama.
Sin embargo también es verdad que el casting es extraordinario y que Sbaraglia es capaz de asombrar con su intensidad actoral hasta en una rueda de prensa. La escena que vimos de la portuguesa Maria de Medeiros fue una lección de actuación. Sus ojos milagrosos hipnotizaban al que se expusiera a ellos, en una escena en que la hipnotizaban a ella.
Y es un hecho que la atmósfera de la sala Verdi era encantadora, tal cual lo afirmaba el director de arte. Lo que dicen los directores, por su parte, sobre cómo encararon el trabajo, es coherente con las cosas bien hechas. Se decantaron por una estética de cámara fija, con encuadres clásicos, sin ceder a la tentación del vértigo y el mareo que se han ganado un rol tan protagónico en la televisión contemporánea."
cortesia elobservador.com